jueves, 3 de septiembre de 2009

Diálogos con una guadaña I

Acabada la tarea dura de cada día, como cada tarde me dispongo a afilar, con una gastada piedra, a Antonia, mi fiel compañera en la labor, inseparable y torturadora, estilizada y al atardecer, pesada tras su carga de todo el día, este momento es el que diariamente dedico a la limpieza y puesta a punto de mis ideas, como yo lo llamo, diálogos con una guadaña.

- Hoy la tarde es apacible y se va notando como los días se acortan, como oscurece tras sentarme después de mi aseo personal tras la labor, mientras que no hace un par de semanas la claridad no se fundía en oscuridad hasta después de la cena. Dicen en la taberna que hay compañeros movilizándose por nuestros derechos en Sevilla y Málaga, donde llegaron a cortar las vías de ese tren, como era… el AVE, eso el AVE. Ciertamente nunca ha sido fácil nuestra vida, sólo apta para personas especiales, de otra pasta, la soledad y la dureza del campo hacen mella en el alma, ya describió hace tiempo un joven, que después sería notario, a los compañeros que al atardecer retornaban de sus labores, como “la visión sombría del jornalero”, de eso hace ya mucho tiempo, y los tiempos han cambiado, sin embargo sigue siendo nuestra vida ciertamente particular, y nuestros derechos siguen como entonces pisoteándose, gobierne quien gobierne, siendo como somos, fruto y orgullo de nuestra tierra y parte inseparable de nuestras propias raíces, nunca se tubo una clara visión de nuestras dificultades y nuestras reivindicaciones. Blas creo que se llamaba aquel muchacho.

- Oigo también, que la economía va mal, bueno en la mía no ha cambiado nada en ese aspecto, siempre va mal. Estamos escarmentados y aburridos de políticos que no quieren cambiar el mundo, que intentas convencernos de que esto es así, como una condena o como dicen los creyentes un destino marcado de antemano, si nos gobiernan acabados, incompetentes incapaces perdidos en la burocracia y los papeles, que compran votos a través de la política de panzas agradecidas, que nos quieren convertir en subsidiados, con la política de la paguita, el andaluz quiere trabajo, quiere futuro y esperanza, me viene a la cabeza este muchacho del que ya hablé, si Blas, de Casares era el chico, parece ser que lo mataron los fascistas, como a tantos, curiosa la frase del himno que escribió, “la bandera blanca y verde vuelve tras siglos de guerra a decir paz y esperanza”, con la música que mi abuelo tarareaba siempre en el campo, y que le enseñó a mi padre, aquello de, un pueblo como el andaluz, necesita esperanza, y solo nos dan paguitas, subsidios y nos piden constricción, Andaluces levantaos, sí levantaos, no dejemos que este sistema injusto, insolidario, nos gane la partida, no seáis antisistema, no nos quejemos de que todos son iguales, tomemos la palabra, enseñemos a estos lo que es Andalucía, lo que es capaz el pueblo andaluz unido en un fin, hagámoslo como lo hicieron nuestros padres un 4 de diciembre en el que le demostraron al mundo que existían. Alcemos la voz, por nuestros hijos que se están criando en una tierra sin oportunidades, sin futuro, sin esperanza, sí esperanza.

- Brotes verdes, mi padre me enseñó, que los brotes hay que cuidarlos, y mimarlos en el semillero antes de transplantarlo al campo, que a la intemperie, sin la fortaleza suficiente, se lo comen los insectos, las alimañas y no aguanta el frío de la mañana ni el calor abrasador del mediodía, estos politiquillos de cantera, no de vocación, si no criados para ser lo que son, frutos del sistema e incapaces de emprender por sí mismos, sin otro discurso que el manido “cuando estaban ustedes lo hacían peor”, tanto unos como otros; se aventuran a llamar brotes verdes a unos signos casi imperceptibles de supuesta mejora, que un mes después se han venido abajo, véase paro en septiembre, véase caída de la bolsa, véase caída del consumo, lo peor no ha pasado; hasta cuando estos sindicatos de barrigas agradecidas y bocas tapadas van a poder seguir engañando a los trabajadores; un gobernante que no actúa conforme a las necesidades de su pueblo y refleja la voluntad común de éste, terminará con ese pueblo.

Bueno Antonia, creo que tu filo está listo para el duro trabajo que nos espera mañana, así que descansa que mañana será otro día, aunque sigan siempre los mismos.

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